Capítulo I. El viajero
La sonrisa enigmática de Mona Lisa seduce desde hace siglos. Uno de sus primeros admiradores fue el rey Francisco I, quién invitó a Leonardo da Vinci a Francia y le compró el cuadro en 1518. Así fue como la obra más famosa del mundo entró en las colecciones reales, expuestas en el Museo del Louvre a partir de la Revolución francesa.